Acostumbrado a meterse en la lucha de arriba, Nicolás Díaz no vivió un 2017 como lo planeó. No ganó tramos, tampoco etapas y su mejor producción la alcanzó con el tercer puesto en el Rally de Malargüe tras mucho trabajar. "Fue un año complicado. Encima en el medio también tuvimos un cambio de equipo (dejó el VRS para desembarcar en el GP Motorsport), algo que fue muy positivo aunque tampoco le pudimos encontrar el rumbo a los inconvenientes. Se trabajó mucho y nunca dejaron de hacerlo, aunque eso no se vio reflejado en los resultados", admitió el bonaerense.

"Empezamos muy sobre la marcha con el tema del cambio de motor (del aspirado al turbo). En el Mundial largué sin probar el turbo y pese a eso a falta de un tramo veníamos ganando pero se nos paró por un problema eléctrico. Fueron apareciendo problemas constantemente. En definitiva fue un año muy irregular, nunca pudimos andar como queríamos y tuvimos que enfocarnos más en solucionar los problemas que en manejar", agregó quien maneja el Ford Fiesta MR.

El de Rojas igualmente rescató algunos ítems. "Lo importante es que cuando el auto está, sabemos que podemos dar batalla. Y esas pocas cosas positivas nos dieron fuerza para seguir trabajando. Yo como piloto siento que maduré mucho y las malas no me golpean tanto anímicamente. Fue un año malo, pero estoy tranquilo porque nunca se bajaron los brazos y siempre se buscó mejorar".

Por eso Díaz y la escuadra que comanda Gabriel Pozzo optaron por ausentarse en el Gran Premio 2017 y apuntar todos los cañones a esta temporada: "En diciembre probamos ya pensando en el torneo 2018, viendo hacia dónde hay que ir con los trabajos. Estoy con ganas e ilusionado. Sé que los problemas se van a solucionar. Estoy convencido de eso, aunque llevará su tiempo seguramente. Vamos a seguir peleando", afirmó.